jueves, 13 de junio de 2024

VALLE DE SOMBRAS

El verano de 1972 no será recordado por muchas personas, ya que para toda España fue un verano caluroso más, en el que los pueblos se llenaban de vida y las grandes ciudades se vaciaban. Sin embargo, este no es el caso de los habitantes de Bande, un pequeño pueblo del sur de Ourense.

Bande era un pueblo pequeño, de no más de 30 habitantes durante el invierno, que veía crecer su población casi el doble durante los meses de verano, debido a las personas que emigraban de la gran ciudad buscando refugio y tranquilidad entre las montañas que lo rodeaban. No tenía más de siete calles, las cuales acababan todas en la plaza, lugar donde se encontraba el único bar del pueblo, haciéndola así el sitio de reunión por excelencia. El pueblo también contaba con una iglesia y un cementerio del que todos los niños huían por miedo a las leyendas que por el lugar circulaban. El pueblo también estaba lleno de cuestas que permitían observar el paisaje y las montañas que rodeaban Bande.

En dicha plaza, se juntaba todas las tardes un grupo de estudiantes compuesto por 4 chicas: Marta, Laura, Sofía e Iria, y 3 chicos: Jorge, Juan y Gerardo (los dos primeros eran hermanos gemelos). Para recaudar dinero para estudiar en la universidad de Santiago, iban de pueblo en pueblo organizando la música de las fiestas populares. El grupo no practicaba música, no se lucía en eso, lo que les gustaba era montar y desmontar el escenario.

En las noches de verbena, tras realizar su trabajo, la pandilla disfrutaba de los conciertos, bailando hasta el final de la actuación sin parar. Eso sí, cuando aparecían los del pueblo de al lado, con los cuales mantenían una permanente rivalidad, la música pasaba a un segundo plano y ganar la pelea se convertía en lo más importante de la noche.

Las mañanas para estos jóvenes eran mucho más tranquilas. Iban de paseo hasta el molino que se encontraba cerca del río Rimia y las ruinas romanas de la zona, donde se ponían al día con las historias que habían vivido durante todo el año.

 

Una noche de aquel verano, en la gran fiesta tradicional del pueblo, donde la población se triplicaba y acudían pueblos de alrededor, sucedió una gran desgracia que paralizó al pueblo entero. Lo que se preveía una noche agradable y divertida, que todos los habitantes del pueblo preparaban y organizaban durante todo el año con ganas e ilusión, se convirtió en una pesadilla que emborronó toda la felicidad de esas fiestas.

Tras esa noche de música y bailes, uno de los gemelos, Juan, se ausentó tras recibir una nota de Iria en uno de los bolsillos de su chaqueta, citándole a las 12 de la noche en las cuevas de las ruinas romanas. Dirigiéndose hacia allí, muy emocionado, ya que desde hace años estaba enamorado de Iria pero nunca había surgido ningún acercamiento entre ellos. Esta era la oportunidad perfecta, ¿se habría dado cuenta ella de que sentía lo mismo por él?

 A la mañana siguiente, el otro hermano gemelo, Jorge, se despierta y encuentra la cama de su hermano intacta, como si no hubiese pasado la noche en casa. Sorprendido, interrumpe el desayuno de sus padres preguntándoles por Juan. Su madre le contesta que pensaba que los dos habían vuelto a casa a la misma hora y que no había entrado a la habitación para no despertarlos.

 Las horas pasaron y no había rastro de Juan, preguntaron a todo el pueblo y nadie sabía nada, la última pista que tuvieron de él es que a mitad de la noche se ausentó del baile para ir al baño y ya no volvió. La angustia de los padres y su hermano aumentó con el paso de las horas y comenzó una búsqueda por el pueblo. En una de las búsquedas por la zona de las ruinas romanas encontraron un papel caído en una roca que ponía: “Juan, nos vemos a las 00:00h en las cuevas de las ruinas. Iria.”

Inmediatamente, el grupo que lo encontró fue a pedirle explicaciones a Iria pero ésta negó rotundamente que esa nota fuera suya, anoche vio a Juan en el baile con todo el grupo pero no quedó con él a esa hora ni en ese lugar. Dudaron de su palabra pero tampoco podían confirmar nada, ya que Marta y Laura corroboraron que Iria estuvo con ellas.

Las hipótesis pueden ser tan numerosas como la simpleza más evidente. En la explicación, el misterio se suma, más bien se multiplica porque toda la región se implica en solucionar el asunto, la fechoría o la travesura han trascendido a toda velocidad, la ansiedad y la confusión aumentan cada día, todo se peina, se rastrea, los pozos se investigan, las cuevas se revisan y nada…

 Buscaron durante 48h a Juan por cada rincón del pueblo, especulando con cualquier situación, un accidente en las rocas de las ruinas romanas, ataque de los lobos que había por la zona y que de noche se acercaban al pueblo en búsqueda de comida o porque la fiesta de esa noche se fue de las manos… sin ninguna respuesta decidieron reunirse en el molino para abordar la situación y decidir más líneas de actuación para encontrarle. Iria estaba muy preocupada por el engaño de la nota, constantemente se preguntaba quién habría escrito eso haciéndose pasar por ella y qué quería conseguir con eso.

 Cuando Iria volvió a casa se encontró una nota de Juan en la puerta, que le pedía encontrarse con ella en el molino para contarle todo lo que había pasado. Iria desconfiaba, pero tenía mucha curiosidad con el tema de las notas…  En el molino no había rastro de Juan por ningún lado a la hora que ponía en la nota. Al instante, de la nada, se escuchó un ruido y se fue acercando cada vez más a dónde se encontraba Iria.

 A las 8 de la mañana la madre de Iria fue a despertar a su hija para hacer unos recados juntas y comprobó que ésta no estaba en su habitación y que la cama estaba intacta, como si no hubiese pasado la noche allí. 

El pueblo tras la noticia comenzó a alarmarse y el miedo se apreciaba en el ambiente a través de nerviosismo, gritos, llantos e incluso había personas que preferían no salir de sus casas. Decidieron llamar a la policía ya que la situación se estaba yendo de las manos y los vecinos ya no sabían cómo sostenerlo.

Pasadas las horas la policía acudió al pueblo y se reunieron en la plaza principal, aquello parecía uno de los días de fiestas donde la plaza se llenaba de gente, la diferencia es que esta vez la gente estaba preocupada, angustiada y con mucho miedo.  Los policías comenzaron a recopilar la información y a interrogar a los habitantes.

-         Está bien. - dijo el inspector del caso. La situación es la siguiente: dos adolescentes de 17 años, una mujer y un hombre, han desaparecido en las últimas 48 horas, ambos recibieron una nota por parte del otro, supuestamente, quedando en un punto en común. Ambas notas tienen la misma letra, por lo que lo más acertado sería pensar que vienen de la misma persona.

El inspector se repetía constantemente cómo podía ocurrir esto en un pueblo tan tranquilo y con tan pocos habitantes.

Decidió hablar con todos los amigos comunes y pidió recoger muestras de sus escrituras para analizar si alguna caligrafía era similar o idéntica a la de las notas, pero ni aun así encontraron ninguna pista o hipótesis de algún posible sospechoso/a.

Salvo un día, en una de las búsquedas, encontraron otra nota con la siguiente frase “homo homini lupus est” (El hombre es un lobo para el propio hombre) y por la misma zona observaron a un hombre del pueblo con un boli entre sus dedos, con un cuaderno con hojas arrancadas y un tatuaje visible en el hombro de un lobo con una fecha en números romanos. Inmediatamente la policía se acercó al hombre y le pidieron hablar en su casa para hacerle unas preguntas, el hombre muy colaborador accedió a ello. En su casa vieron como tenía varias colecciones de libros antiguos sobre la época romana y el hombre tenía muchos conocimientos sobre ello, pero demostró mediante fotografías que esos días estaba de vacaciones en la playa y que volvió hace unas horas al pueblo, tampoco coincidía su letra con la caligrafía de las notas…

Los próximos días comenzaron con la lista de posibles sospechosos, comenzaron con los interrogatorios. El pueblo se sentía observado y juzgado por cualquier mínimo detalle, la histeria colectiva se apreciaba en el ambiente. La investigación no avanzaba, porque cuando parecía que había una pista clara y un posible culpable, todo se desmontaba al indagar en el interrogatorio, la conclusión es que la policía no tenía ningún hilo por el que seguir tirando y la desesperación iba creciendo por segundos.

La policía acudió a las habitaciones de los dos desaparecidos para echar un vistazo por si encontraba alguna pista. Observaron que en ambas habitaciones había apuntes y libros sobre la época romana y notitas con frases en latín con la firma de Juan e Iria, parece ser que se mandaban notas escritas en latín. Sospechosamente alguna de las notas que encontraron en las habitaciones, la caligrafía coincidía con la letra de las notas encontradas por el pueblo. Inmediatamente la policía abrió un nuevo frente y nuevas hipótesis, ¿se trataría de algo pactado y organizado por Iria y Juan? ¿realmente era una escapada en vez de un secuestro?

La policía habló nuevamente con las familias, pero esta vez con otra visión del caso. Sacaron en claro que ambas familias habían tenido varias disputas por diferentes asuntos y que no tenían buena relación, tampoco les gustaba que sus hijos fuesen amigos.

El caso llegó por fin a aclarecerse aún más cuando Gerardo, uno de los amigos del grupo, con bastante enfado por el revuelo que se había formado en el pueblo desde que Juan e Iria desaparecieron, acudió a la policía y declaró no tratarse de un secuestro sino de una escapada de ellos dos. Contó que Juan e Iria estaban enamorados y sus familias no aprobaban dicho noviazgo. Por ello, decidieron abandonar el pueblo a escondidas y vengarse de sus familias, devolviendo todo el daño que éstas habían causado en ellos por no aprobar su relación.

Por fin llegó el día tan esperado para el pueblo, la policía y las familias de Juan e Iria. El cartero entregó una postal a las dos familias, lo que nadie esperaba es que esa postal fuese de Iria y Juan explicando la situación, su escapada juntos, sus emociones de rabia por no poder elegir libremente a la pareja que ellos quisieran sin aprobación de la familia y la boda en secreto que celebraron hace unos días. Todos se quedaron atónitos ante tanta información inesperada, aunque también muy aliviados de que ellos estuviesen bien y no les hubiese pasado nada. En la postal informan que vuelven al pueblo para conversar sobre lo ocurrido y de la nueva vida que quieren emprender juntos.

La vergüenza de volver al pueblo les abrasaba, sin embargo, de forma inesperada el pueblo les recibió con alivio y cariñosos tirones de orejas. Bande decidió comenzar de nuevo con Iria y Juan después de su arrepentimiento y numerosas disculpas, dándoles una nueva oportunidad, al ser los dos conscientes de su gran error y del daño causado a todo el pueblo.


                                                                                                                                   FIN.

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